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El trabajo con los vínculos entre el arte, el mito y el territorio, en sus enlaces con la identidad y los imaginarios espaciales, ha revitalizado a la geografía cultural desde hace varias décadas, a partir de los giros que dio la disciplina con la crisis de la modernidad. La poesía, la danza, la música y los rituales son algunas de las expresiones culturales que los autores, como geógrafos, exploran a través de su dimensión territorial. Tres pueblos mexicanos, una ciudad, sus mitos fundacionales, geosímbolos y paisajes, poemas, herencias y cosmovisiones se despliegan en este libro que ofrece una perspectiva fresca de la interculturalidad y el espacio geográfico.
Los trabajos aquí reunidos abonan al estudio de los fenómenos y experiencias observadas en las distintas artes a causa del riguroso encierro y la clausura de sus actividades en forma habitual, debido a los protocolos impuestos durante la pandemia en los años 2020 y 2021 en México, Argentina y España. La pandemia es el sujeto oculto en los análisis de estrategias adoptadas por la formación artística en aulas virtuales, porque requieren de contacto espacial y convivial. Su sombra es insoslayable en las artes escénicas fun-dadas en la copresencia de cuerpos: el dilema entre fisicalidad y virtualidad oscila entre argumentos y hallazgos. El título de este libro subraya lo ambivalente de la palabra “emergencia”, por un lado, enfoca las respuestas artísticas que aún en estas circunstancias aportaron nuevas posibilidades al trabajo creativo; pero por el otro, concentra la mirada sobre el incierto y precario estatus del artista y las dificultades que afectaron al gremio artístico, de por sí desprovisto de seguridad laboral.
Históricamente, la estampa mexicana ha constituido un vehículo de comunicación social y
un valioso testimonio de la representación y documentación de la vida social, a través del
filtro del imaginario artístico. Con distintos lenguajes y cánones estéticos, ha dotado de
rostros y actitudes a los protagonistas de la sociedad mexicana, en lo que mejor los define:
su diversidad étnica, cultural, territorial, dentro de agudos contrastes políticos y
económicos. De ahí, la pertinencia de aportar, desde la sociología del arte, una perspectiva
analítica sobre la tradición cultural de la estampa artística mexicana, considerando su
función de ilustrar la vida social y la identidad de sus protagonistas.
Históricamente, la estampa mexicana ha constituido un vehículo de comunicación social y un valioso testimonio de la representación y documentación de la vida social, a través del filtro del imaginario artístico. Con distintos lenguajes y cánones estéticos, ha dotado de rostros y actitudes a los protagonistas de la sociedad mexicana, en lo que mejor los define: su diversidad étnica, cultural, territorial, dentro de agudos contrastes políticos y económicos. De ahí, la pertinencia de aportar, desde la sociología del arte, una perspectiva analítica sobre la tradición cultural de la estampa artística mexicana, considerando su función de ilustrar la vida social y la identidad de sus protagonistas.
Conocido en el continente americano por fotografías que contienen una estética sutil y a la vez sublime como “La red”, o aquellas otras que reflejaron a personas y oficios tanto del campo como de las ciudades en Latinoamérica, Leo Matiz (1917-1998) es sin duda uno de los fotógrafos en esta región que han podido argumentar de mejor forma que este oficio trasciende la labor de la técnica para convertirse en un arte. Si a principios del siglo XX se pensaba que la fotografía sería sólo un reproductor de imágenes que no podría competir con las bellas artes como la pintura, la música o la poesía, es con mentes y ojos bien abiertos como los de Matiz que pusieron la piedra angular para demostrar lo contrario. Y es que las fotografías de este colombiano tuvieron su origen, no entre los químicos de revelado ni con las máquinas en mano, sino en otro sitio muy diferente, pues las perspectivas y el ángulo afinado que después tendrían sus imágenes se forjaron años atrás, entre lápices y pinceles, en su periodo como dibujante y caricaturista de publicaciones periódicas.El libro Leo Matiz: el reportazgo en la Posrevolución. Un viaje de la caricatura a la fotografía muestra datos inéditos de este maestro de la cámara que contribuyó a forjar y fortalecer al género periodístico del reportazgo en México, de 1941 a 1947, con imágenes que iban de la evidencia de la miseria y la violencia en diversas comunidades, a las fotografías y conocimiento de los personajes pintorescos y del mundo de la farándula, del arte y de la cultura mexicana. Por medio de ensayos de investigación y de artículos de críticos contemporáneos a Leo, este libro evidencia que el fotorreportero arriesgado y de buen punto de vista tuvo su génesis a través del dibujo y del aprendizaje de una estética por medio de su acercamiento al muralismo y a los directores y fotógrafos de la Época de Oro del cine mexicano. Leo Matiz: el reportazgo en la Posrevolución. Un viaje de la caricatura
a la fotograf.a es sin duda una caja llena de hallazgos que desmitifica la figura y la labor del artista de la fotografía para presentarnos al ser humano que quemó las naves con tal de conseguir su sueño: buscar la poesía a través de las formas de la vida cotidiana.
Marcos Daniel Aguilar
Conocido en el continente americano por fotografías que contienen una estética sutil y a la vez sublime como “La red”, o aquellas otras que reflejaron a personas y oficios tanto del campo como de las ciudades en Latinoamérica, Leo Matiz (1917-1998) es sin duda uno de los fotógrafos en esta región que han podido argumentar de mejor forma que este oficio trasciende la labor de la técnica para convertirse en un arte. Si a principios del siglo XX se pensaba que la fotografía sería sólo un reproductor de imágenes que no podría competir con las bellas artes como la pintura, la música o la poesía, es con mentes y ojos bien abiertos como los de Matiz que pusieron la piedra angular para demostrar lo contrario. Y es que las fotografías de este colombiano tuvieron su origen, no entre los químicos de revelado ni con las máquinas en mano, sino en otro sitio muy diferente, pues las perspectivas y el ángulo afinado que después tendrían sus imágenes se forjaron años atrás, entre lápices y pinceles, en su periodo como dibujante y caricaturista de publicaciones periódicas.El libro Leo Matiz: el reportazgo en la Posrevolución. Un viaje de la caricatura a la fotografía muestra datos inéditos de este maestro de la cámara que contribuyó a forjar y fortalecer al género periodístico del reportazgo en México, de 1941 a 1947, con imágenes que iban de la evidencia de la miseria y la violencia en diversas comunidades, a las fotografías y conocimiento de los personajes pintorescos y del mundo de la farándula, del arte y de la cultura mexicana. Por medio de ensayos de investigación y de artículos de críticos contemporáneos a Leo, este libro evidencia que el fotorreportero arriesgado y de buen punto de vista tuvo su génesis a través del dibujo y del aprendizaje de una estética por medio de su acercamiento al muralismo y a los directores y fotógrafos de la Época de Oro del cine mexicano. Leo Matiz: el reportazgo en la Posrevolución. Un viaje de la caricatura
a la fotograf.a es sin duda una caja llena de hallazgos que desmitifica la figura y la labor del artista de la fotografía para presentarnos al ser humano que quemó las naves con tal de conseguir su sueño: buscar la poesía a través de las formas de la vida cotidiana.
Marcos Daniel Aguilar
Músico, artista y autor, Alec Dempster se introdujo al mundo cultural de México a
partir de la música tradicional, sobre todo la del sur de Veracruz. Hace más de diez
años, el destino lo llevó a conocer la Huasteca, donde su primer interés fue
familiarizarse con el son huasteco. Sin embargo, pronto incursionó en su diver-sidad
cultural más allá de la música.
Resultado es el libro Lotería Huasteca, que integra una serie de grabados ingeniosos
sobre diversos temas, enmarcados en el entorno natural y cultural actual de la
Huasteca, tanto de los pueblos indígenas como de los mestizos que la habitan. Para
nuestra suerte, Lotería Huasteca ofrece una mirada fascinante a la Huasteca multi
étnica, dinámica y siempre exuberante.
De esta forma, el libro enriquece amenamente tanto al juego de la lotería tradicional
como a nuestra comprensión de la Huasteca. Los 54 grabados originales de esta
obra son representaciones gráficas de una selección variada de temas considerados
emblemáticos de la Huasteca, y que incluyen diferentes animales, platillos típicos,
utensilios y herramientas, espacios y giros laborales, artesanías, religión y música.
Conjuntamente, estas imágenes presentan una mirada creativa y elocuente de esta
región, sin perder de vista la representatividad de cada elemento gráfico para un
pueblo en particular o para la Huasteca en general. Como tal, el libro ofrece al lector
una visión personal y particular de esta región, pero en la que podemos construir
nuestra propia versión de lo que representa la Huasteca.