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La poesía de Guillermo Briseño es un viaje. En Música dicha, Silencio intacto y Otros elogios, este pertinaz crítico de la convicción nos ofrece un viaje por territorios donde su palabra revienta lo común. El paso de un lugar a otro nos devela destinos inimaginados.
Un lector fresco puede sorprenderse con los hallazgos de este poeta tanto como el avezado lector curtido en el asombro. Su profundidad en la expresión y propuesta rítmica línea por línea, lo mismo en el verso libre -que siempre es libre pero también es siempre verso-, que en las estrofas clásicas y populares -como en la décima espinela-; en el sereno y meditado tránsito por formas orientales y en su extenso catálogo de tropos, la poesía de Briseño detona en las entrañas del lector. Más genio que ingenio, la poesía de Briseño tiene un soporte armónico, como en la música, que va de lo conmovedor a lo exaltante; sus escalas verbales producen efectos sonoros con una intensidad que emana de la pluralidad de su connotación. El diablo es una metáfora con cuernos. Y aquí se habla de la vida. Se canta.
Eduardo Langagne
Desde ahí donde la respiración / de lo insospechado / ceda el paso a la euforia de
otra luz, desde ahí, Mario González Medrano se enfrenta al mundo a través de un
poema en tres estancias. Es canto a la vida, a la muerte de los padres, a la ausencia
de Nebde.
Oda que bajo la intemperie en la memoria, la naturaleza se despliega debajo de mí /
está el tiempo como un cristal. La pluma del poeta evoca, refleja, inventa, se
explaya al rememorar a sus seres amados.
La ley inexorable al principio y fin del tiempo vital se vierte en un himno arropado
por vegetación, nubes, ventisca, por la irrupción del canario, el cardenal, el mirlo, la
alondra que colorean el aire del campo con sus trinos.más tarde, quizá, encontrará en
aquella casa de antes los objetos resguardados por el recuerdo. Allí estaban los
muebles, el atril, la mesa. Sin embargo, la búsqueda prosigue.el poema de Mario
González Medrano explora muy dentro de sí en busca de sosiego; y el lector, tocado
por sus palabras, se adentra por sus propios caminos interiores.
ALINE PETTERSON
Roberto López Moreno. Poeta, narrador y ensayista. Escritor comprometido con los movimientos de vanguardia en América Latina. Uno de los primeros movimientos de vanguardia fue la poesía negrista iniciada por Luis Palés Matos, de Puerto Rico y continuada exitosamente por los cubanos Nicolás Guillén, Emilio Ballagas y Zacarías Tallet, el venezolano Andrés Eloy Blanco, el panameño Demetrio Korsi y muchos más a lo largo del continente. En Chiapas, López Moreno retoma esta corriente heredada directamente del poeta vanguardista chiapaneco Armando Duvalier, quien le da inicio en los primeros años del siglo XX.
La poesía chiapaneca no registra a ningún otro escritor que haya seguido este tipo de expresión. Es López Moreno quien a finales del siglo XX cierra la propuesta duvaleriana con este libro: Négridas. Sus propuestas han sido planteadas en diferentes encuentros de poesía en los que ha participado en países de cuatro continentes, encuentros tan importantes como el Festival Internacional de Poesía en Medellín, Colombia; América Canta en Salta, en Salta, Argentina; La Noche de los Puentes en Struga, República de Macedonia o en El Congreso Mundial de la Poesía, en Santiago de Cuba. Aquí entregamos una segunda edición (Del Lirio, 2020) de este importante título que enriquece la poesía en América.
Sí, Juan Rulfo, aquí es Comala;
estamos ante tu tumba
mientras todo se derrumba
y una lloviznita rala
por la frente nos resbala
y el viento azota el zaguán,
¿milpas dices?, ¡ya no dan!,
ni reverdecen los cerros
¿qué no oyes ladrar los perros?
Juan de mi alma, ¡Juan!, ¡Juan!, ¡Juan!
Como un áspero sudario
se agitan los ramajales
cunden enconos mortales,
todo es hoy juicio sumario.
¿Y tú, Juan, qué?, ¿solitario?
¿con tu cara de extrañeza?,
cuando hasta el aire nos pesa
y el alma se nos desgüanza,
¿puede entrañar esperanza
un páramo de tristeza?
¿Por qué esta ristra ceñuda
de presagios aprensivos?,
¿estamos muertos o vivos?,
¿qué eternidad nos trasuda?,
sácanos tú de la duda:
¿somos huérfanos quizás?,
¿existimos tiempo atrás?,
¿somos resuello o murmullo
de ese otro (Grial) libro tuyo
que no escribiste jamás?
Guillermo Velázquez
“Café de Otoño”: El poemario es un viaje de recuerdos agridulces a través de sucesos transcurridos en otoño, una travesía que acontece de manera sutil como el vuelo de una golondrina o la caída de una ingrávida hoja; es un canto otoñal al amor, al desamor, a este hilo de encuentros y desencuentros físicos, mentales, afectivos, en los que se cruzan el destino y el albedrío.
“El hambre del mundo”: Los relatos que van de un paisaje citadino a uno rural cuentan, en apariencia, la vida cotidiana de personas, grupos y familias, pero dentro de sus espacios se ocultan secretos que son agujas que laceran la mente y alteran la percepción del tiempo-espacio; perturbación simbolizada en presencias sin voz ni rostro, en secretos no dichos pero intuidos, en la conciencia del fin de un ciclo o en la animación inesperada de los objetos. El hambre del mundo es una muestra de la literatura fantástica que las jóvenes generaciones siguen forjando en América Latina.
y “Gatuperio Veraniego”: es una narración exquisita y entretenida en la que se desarrolla una relación erótica entre Alejandro, un joven periodista y aficionado de la literatura, y Ana, una pintora atractiva y misteriosa. Ambos desconocidos cruzan miradas en un hotel de Tlaxcala donde coinciden en sus vacaciones de verano. Aunque los deseos de Alejandro se ven frustrados al descubrir que aquella mujer es acompañada por su pareja —un actor afamado—, se da cuenta de que Ana está dispuesta a pasar esos días a su lado. Esta historia de amor a primera vista es una sátira acerca de la figura de la femme fatale, donde la admiración absoluta cae casi hasta el absurdo por un amor idealizado.
Previo a su próxima presentación en el marco de la Feria Internacional del Libro de Mineria, Ediciones del Lirio ofrece a sus lectores una PREVENTA ESPECIAL de estas tres obras que abren paso a nuevos autores y nuevas lecturas.
A cuarenta y cuatro años de la publicación de Los ángeles enfermos (1978), primer libro de relatos de Agustín Monsreal, que le valió el Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí, en el mismo año, el presente ejemplar junta una selección de creaciones de su muy prolífica trayectoria artística, además de un conjunto de textos inéditos, lo anterior enmarcado por un prefacio de Javier Alejandro Ochoa Miranda, una introducción de Jorge Asbun Bojalil y una entrevista con el propio autor.
Perspectiva es el primer poemario de Alberto Cerritos González, libro anómalo, pues conjuga la
poesía tradicional hispanoamericana con las vanguardias de la poesía digital del siglo XXI. En este
libro, Cerritos refleja el orbe mexicano y de toda la región de habla española, al unir la palabra de
los cronistas populares del campo latinoamericano, quienes con décimas transmiten la esencia
humana, con la voz de la rapidez sociodigital que internet proporciona el día de hoy.
Es Perspectiva un libro de poemas en el que el autor, nada conforme con la realidad social que le toca vivir, reflexiona, a través de décimas o poemojis, las acciones de los poderosos quienes se olvidan y no están interesados en escuchar la palabra de la mayoría. Se trata de un libro sobre la otredad contado en versos musicales desde una visión fresca y renovadora, que trae desde el pasado los cantos y las rimas de los viejos poetas serranos y del campo, voces que nos recuerdan que sólo escuchando lo que fuimos podremos construir un nuevo aliento para el presente y para el futuro.
Perspectiva es el primer poemario de Alberto Cerritos González, libro anómalo, pues conjuga la
poesía tradicional hispanoamericana con las vanguardias de la poesía digital del siglo XXI. En este
libro, Cerritos refleja el orbe mexicano y de toda la región de habla española, al unir la palabra de
los cronistas populares del campo latinoamericano, quienes con décimas transmiten la esencia
humana, con la voz de la rapidez sociodigital que internet proporciona el día de hoy.
Es Perspectiva un libro de poemas en el que el autor, nada conforme con la realidad social que le toca vivir,
reflexiona, a través de décimas o poemojis, las acciones de los poderosos quienes se olvidan y no están interesados en escuchar la palabra de la mayoría. Se trata de un libro sobre la otredad contado en versos musicales desde una visión fresca y renovadora, que trae desde el pasado los cantos y las rimas de los viejos poetas serranos y del campo, voces que nos recuerdan que sólo escuchando lo que fuimos podremos construir un nuevo aliento para el presente y para el futuro.
Alberto Cerritos González (Ciudad de México, 1991). Nació y creció en el sur de la capital mexicana alimentándose de las dudas que los cambios en su entorno le generaban y también de preguntas que lo irrumpían en la conciencia del nuevo siglo que se avecinaba. Durante la adolescencia encontró la música como disciplina, como carrera y como agente de cambio. De ésta, brotaron algunas respuestas a viejas preguntas que dieron origen, más tarde, a nuevos cuestionamientos. Mientras estudiaba música, Cerritos construyó puertas con las tablas de las tarimas que pisaba, para después tocarlas, pero al abrirlas, siempre se encontraba con una pared.Esa pared era el discurso monopolista de las academias musicales y los paradigmas mercantiles que aprisionan la música. Sin embargo, pronto la tradición oral de la poesía se le manifestó en forma de huapango, en forma de punto cubano, en forma de payada, en forma de poesía barroca llamada Décima Espinela y de Sierra Gorda. Es en esta Sierra donde asumió su destino de poeta, asumió la responsabilidad de la palabra y encontró la antigua relación entre la música y el verso, entre el discurso y su forma, entre las canciones y la poesía gracias al canto de los ancestros que le dieron la claridad y la fortaleza que necesitaba. Actualmente, Alberto Cerritos González coordina talleres de lírica y poesía en la Escuela de Música del Rock a la Palabra.
Ocasión para la reflexión y el desvelo, en Pluvia del poeta mexicano Raúl Renán (más bien dado al poema de suspiro corto, concentrado, como un café expreso, y a la exploración entre imagen y letra) se sumerge en las obscuras aguas de ese poema que parece que no termina, que parece una sinfonía y no un poema; que se deshila línea a línea con una cadencia que, si bien no desespera sí requiere de la paciencia.
Pluvia es un poemario singular que reúne los poemas de largo aliento de Raúl Renán que, como un llano, parecen ser homogéneos, no tener fin, cuando son todo lo contrario. Poemas casi narrativos que se deslizan por la lengua como lo suele hacer la pluma cuando discurre sin límite pero con inigualable cadencia.
Los poemas convocados en Pluvia parecen reafirmar lo dicho por el novelista uruguayo Juan Carlos Onetti en su novela Cuando ya no importe: “La losa no protege totalmente de la lluvia, y además, como ya fue escrito, lloverá siempre” y en efecto no deja de llover… mejor es observar con los oídos y dejar que nos moje la lluvia de sílabas hechas poesía.
Ocasión para la reflexión y el desvelo, en Pluvia del poeta mexicano Raúl Renán (más bien dado al poema de suspiro corto, concentrado, como un café expreso, y a la exploración entre imagen y letra) se sumerge en las obscuras aguas de ese poema que parece que no termina, que parece una sinfonía y no un poema; que se deshila línea a línea con una cadencia que, si bien no desespera sí requiere de la paciencia.
Pluvia es un poemario singular que reúne los poemas de largo aliento de Raúl Renán que, como un llano, parecen ser homogéneos, no tener fin, cuando son todo lo contrario. Poemas casi narrativos que se deslizan por la lengua como lo suele hacer la pluma cuando discurre sin límite pero con inigualable cadencia.
Los poemas convocados en Pluvia parecen reafirmar lo dicho por el novelista uruguayo Juan Carlos Onetti en su novela Cuando ya no importe: “La losa no protege totalmente de la lluvia, y además, como ya fue escrito, lloverá siempre” y en efecto no deja de llover… mejor es observar con los oídos y dejar que nos moje la lluvia de sílabas hechas poesía.
Eso que escribes y dices, no es español, es náhuatl,
una lengua que está llena de sabiduría
Don Máximo Rosas Reyes
…Como todo lo que hay en el continente americano antes de la irrupción europea. Al paso del tiempo, esto me generó más preguntas sin respuestas, hasta encontrarme por los caminos de la Flor y el Canto, de la poesía para conocer y reflexionar sobre esos saberes, una luz que querían extinguir; conocer
las causas de los viajes de Cristóbal Colón hacia occidente, las
circunstancias y no las convicciones de adelantados para lograr sus objetivos que, en muchos casos, eran perversos; así como describir los virus y las epidemias que no existían en América hace quinientos años y que se usan como herramienta táctica de sometimiento.
La geopolítica es un concepto muy útil para fusionarse con la poesía y comprender, en retrospectiva, las relaciones de espacio tiempo entre las monarquías autocráticas europeas de la época con las monarquías teocráticas de los dos grandes imperios: el Mexica y el Tahuantinsuyo en el siglo XVI; el uso de la diplomacia y el espionaje, la importancia de los alimentos americanos para el éxito de las expediciones, el vertiginoso avance de la tecnología y la navegación marítima; la esclavitud, el papel fundamental de la iglesia católica, el juego de traiciones en el tiempo de Francisco Pizarro, la cuestionada vuelta al mundo por Magallanes y Elcano, el arribo a América por los rusos en la primera mitad del siglo XVIII, la frontera común entre México y Rusia en el s. XIX, hasta llegar al siglo XX con el desciframiento del sistema de escritura maya por un soviético. Todo esto en el marco de la Poesía Geopolítica. Bienvenidos a sus páginas.
Este libro centra su atención en el humor y su relación con la poesía de vanguardia latinoa mericana.
Su escritura inició en la Universidad de Salamanca, España en 2008 y concluye ocho años después. Abarca del absurdo, el humor negro, la parodia, la sátira y la ironía, hasta la oralidad, el voyeurismo y la misoginia.
Se incluyen poetas de Argentina: Oliverio Girondo y Jacobo Fijman; Chile: Vicente Huidobro; Colombia: Luís Vidales y León de Greiff; Cuba: Manuel Navarro Luna, Nicolás Guillén, Mariano Brull y Emilio Ballagas; Ecuador: Hugo Mayo; México: Salvador Novo; Panamá: Rogelio Sinán; Perú: César Moro y Alberto Hidalgo; Puerto Rico: Luís Palés Matos y Uruguay: Fernán Silva Valdez.
Uno de sus objetivos es abrir el horizonte histórico de la evolución de la poesía experimental de Latinoamérica, en busca de aportar reflexiones críticas que ayuden a pensar sobre el ser latinoamericano contemporáneo, que ahora, ya puede enunciar sin prejuicio alguno: pienso y río, luego existo.
Este libro centra su atención en el humor y su relación con la poesía de vanguardia latinoa mericana.
Su escritura inició en la Universidad de Salamanca, España en 2008 y concluye ocho años después. Abarca del absurdo, el humor negro, la parodia, la sátira y la ironía, hasta la oralidad, el voyeurismo y la misoginia.
Se incluyen poetas de Argentina: Oliverio Girondo y Jacobo Fijman; Chile: Vicente Huidobro; Colombia: Luís Vidales y León de Greiff; Cuba: Manuel Navarro Luna, Nicolás Guillén, Mariano Brull y Emilio Ballagas; Ecuador: Hugo Mayo; México: Salvador Novo; Panamá: Rogelio Sinán; Perú: César Moro y Alberto Hidalgo; Puerto Rico: Luís Palés Matos y Uruguay: Fernán Silva Valdez.
Uno de sus objetivos es abrir el horizonte histórico de la evolución de la poesía experimental de Latinoamérica, en busca de aportar reflexiones críticas que ayuden a pensar sobre el ser latinoamericano contemporáneo, que ahora, ya puede enunciar sin prejuicio alguno: pienso y río, luego existo.
Carlos Pineda
Ciudad de México, 2016
Paul Klee sostuvo siempre que, en el fondo, escribir y dibujar eran exactamente la misma cosa. Los verbos “escribir” y “dibujar” eran para los griegos un solo vocablo. Pero si para los griegos escribir y dibujar eran sinónimos, con cuánta más razón no debemos decir otro tanto de muchas tradiciones. Los poemas visuales que aquí ofrecemos al lector/espectador son el fruto de muchos años de trabajo, décadas de práctica, tanto en el mundo de la poesía como en el de las artes visuales. Este libro es mi testimonio de una manera de ver y de entender lo que es dibujar con las palabras.
Como eco interminable, la voz no consigue superar la adoración de las cosas. Así, el lenguaje se multiplica, cambia de color y surgen nuevos signos, otros símbolos.
Jorge Asbun Bojalil husmea, hurga en otras posibilidades rítmicas, expresivas, para conseguir un universo de palabras. Sin violencia lingüística, consigue, no obstante, un revelador decir. A trevés de cuatro instancias, los grandes temas surgen para confrontar su visión del mundo e instaurar su expresión estética y comunicativa, puesto que la Poesía contituye un espacio, un territorio donde las palabras y las frases se transforman en sentimientos y emociones.
Hipotextos, sinestesias, versos reveladores, contundentes, a manera de sentencias, determinan la bitácora de este poemario que consigue un Rumbo navegable. Evocación, sí.
Mirada lánguida que se detiene sobre el mundo como una espuma ociosa; acaso con afán perentorio de volver al Origen, a la fuente numinosa, divina, como ser espiritual condenado a la esfera terrestre: he ahí ese universo lírico abordando por el poeta que oficia, penetrando a esa dimensión lingüística donde el autor, metamorfoseado en alquimista –puesto que nace con ese don– extrae la realidad y la modifica.
Óscar Wong
Como eco interminable, la voz no consigue superar la adoración de las cosas. Así, el
lenguaje se multiplica, cambia de color y surgen nuevos signos, otros símbolos.
Jorge Asbun Bojalil husmea, hurga en otras posibilidades rítmicas, expresivas, para
conseguir un universo de palabras. Sin violencia lingüística, consigue, no obstante,
un revelador decir. A trevés de cuatro instancias, los grandes temas surgen para
confrontar su visión del mundo e instaurar su expresión estética y comunicativa,
puesto que la Poesía contituye un espacio, un territorio donde las palabras y las
frases se transforman en sentimientos y emociones.
Hipotextos, sinestesias, versos reveladores, contundentes, a manera de sentencias,
determinan la bitácora de este poemario que consigue un Rumbo navegable.
Evocación, sí.
Mirada lánguida que se detiene sobre el mundo como una espuma ociosa; acaso con
afán perentorio de volver al Origen, a la fuente numinosa, divina, como ser
espiritual condenado a la esfera terrestre: he ahí ese universo lírico abordando por el
poeta que oficia, penetrando a esa dimensión lingüística donde el autor,
metamorfoseado en alquimista –puesto que nace con ese don– extrae la realidad y la
modifica.
Óscar Wong
La mirada a veces podrá desdoblarse
y asistir puntual al despliegue alterno
de una conciencia obstinada
en no querer saber
si la palabra que encierra
es temblor o sentir inasible
que atruena y se derrumba
ante el sueño que la fustiga
por la espina de un árbol
no caído del cielo
o por esa tu indolencia
de herirte en mí.
La poesía de Nelson Guerra, poeta binnizá, es un relámpago en medio de la noche que nos lleva a descubrir la polifonía en la creación poética. Cada poema, es un encuentro con los latidos de breves historias que el autor, nos describe con la alegría y la ternura de un hombre que inventa la vida con gozo infantil. El poeta se desnuda de prejuicios para escribir una poesía sin ataduras, teniendo como pretexto el mundo real, donde la lluvia, el tiempo, el sol, las flores, las mariposas, el erotismo, el amor y la soledad tienen rostros, son hilos entretejidos que forman la tela de la existencia humana.
Para leer este libro de reflexiones profundas, lleno de preguntas y respuestas al mismo tiempo, hay que fijar la mirada en el texto, pero buscando oír la respiración de las palabras, y así romper el espejo de la realidad y llegar a ese río de imágenes que es Tapombo’ / Fruto del pochote.
En marzo de 2020 la humanidad entró en una larga e inquietante pausa, la COVID- 19 irrumpió en nuestras vidas y nos orilló al encierro durante dos años.
El libro Tiempo de pandemia de Marlene Villatoro registra —a través de suspoemas— la espiral anímica de este tiempo. Periodo de aislamiento, reflexión,temor, vulnerabilidad, distancia, teniendo como único horizonte a laincertidumbre. “La tensión de los días incuban larvas, / un hervor acunado, /gravedad atosigando al mundo / y en sus ojos de piedra socavan el desastre”. Cada poema lleva consigo una serie de preguntas que no tienen respuesta, y no hay respuesta porque la idea de “futuro” se redujo al día a día. En los versos de Villatoro afloran los pequeños detalles cotidianos que se vuelven,fundamentales; sus versos transparentan la ternura, el dolor, la desesperación, la angustia, la impotencia, el enojo, la soledad y la dulzura; el sabernos solos en un espacio abrevado entre paredes donde el universo se observa lentamente tras el cristal de la ventana. Entonces la escritura se convierte en un acto de fe y salvación, surgen las palabras como un mantra, como una plegaria que nos oxigena y nos vigoriza, un suspiro profundo por la dicha de estar vivos.
El paso no tiene
Dónde avanzar,
No se va por lado alguno
Ni a la izquierda
Ni a derechas,
Los pies que no llevan
Oscilan en el punto
Donde el son guarda
A bailante.
En el brazo se nota
Que nadie camina abrazado
Salvo girando por aliarse
Con la curva audaz del día
El paso no tiene
Dónde avanzar,
No se va por lado alguno
Ni a la izquierda
Ni a derechas,
Los pies que no llevan
Oscilan en el punto
Donde el son guarda
A bailante.
En el brazo se nota
Que nadie camina abrazado
Salvo girando por aliarse
Con la curva audaz del día
¿Por qué comparar dos poéticas lejanas si no es para encontrar que los lazos humanos disuelven fronteras temporales, geográficas e incluso cognoscitivas? Si bien el trovar occitano medieval "murió", su inmanencia poética le permite perpetuarse en el tiempo. Hoy, el idioma occitano vuelve a escucharse en las aulas de los liceos y de las universidades como lengua regional. Hay publicaciones, estaciones de radio y de televisión y un Centro de Estudios Occitanos en Toulouse.
Los jarochos del Sotavento veracruzano, por su parte, han erigido en los últimos veinte años, y a través del Movimiento Jaranero, el son como una bandera. En la actualidad el son jarocho goza de cabal salud: tiene distintas corrientes – desde la más tradicional hasta la más vanguardista-, posee una gran difusión en encuentros y en medios y está ejerciendo, aunque a menudo sin apoyos institucionales, un impacto local, nacional y global. Más aún, a través de esta efervescencia está creando escuela y perpetuándose, también, en el tiempo. Por ende, el imperativo de este trabajo es impulsar este movimiento al aportar distintas rutas de investigación, en este caso la dimensión lírica y lúdica de la poesía, a la par que reflexionar sobre la identidad regional, el poeta como sujeto y elemento colectivo y los distintos escenarios en los cuales halla su arte en nuevos tiempos y espacios.
Protagonista de la poesía mexicana contemporánea, Daniel Téllez ha sabido formar una voz propia, crisol de tradiciones y vanguardias que habitan en sus poemas, publicados desde la década de 1990. Viga de equilibrio es la primera antología poética de Daniel Téllez (Ciudad de México, 1972), conformada por textos que provienen de sus poemarios El aire oscuro (2001), Asidero (2003), Contrallaveo (2006), Cielo del perezoso (2009), A tiro de piedra (2014), Punto de fuga (2018) y Arena Mestiza (2018). Además, este trabajo curatorial, realizado por el mismo autor, regala a los lectores algunos “Poemas no coleccionados” en los cuales se respiran las diferentes facetas de este poeta dificultista, piedra de toque para una tradición poética en México que Alejandro Palma o Alejandro Higashi así han denominado. Viga de equilibrio. Antología Poética (1995-2020) también contiene una selección de textos que la crítica literaria ha escrito y publicado en torno al trabajo de este poeta, quien ha hecho de la palabra un artificio de estridencia actual y de llaveo desde la tercera cuerda de la Poesía.
Daniel Téllez (Ciudad de México, 1972). Poeta, profesor e investigador del Estridentismo. Ha publicado los libros de poesía El aire oscuro (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2001; 2004); Asidero (IMC, 2003; Proyecto Literal, 2019); Contrallaveo (UAEMex, 2006); Cielo del perezoso (Bonobos- Conaculta, 2009); A tiro de piedra (UNAM-Bonobos, 2014); Punto de fuga (Parentalia/Secretaría de Cultura, 2018) y Arena Mestiza (Malpaís ediciones, 2018). Preparó las antologías Esas distancias de algo (IPN, 2009); Pasiones desde ring side. Literatura y lucha libre (UMSNH, 2011); Raúl Renán. Poesía Moderna 207 (UNAM, 2012) y la edición crítica de El pentagrama eléctrico de Salvador Gallardo (Secretaría de Cultura-Malpaís ediciones, 2018). Coautor de varios títulos de crítica literaria, narrativa y ensayo, entre los que destacan: José Carlos Becerra. Los signos de la búsqueda (Tierra Adentro, 2002); Gilberto Owen. Con una voz distinta en cada puerto (Tierra Adentro, 2004); A contraluz. Poéticas y reflexiones de la poesía mexicana reciente (Conaculta, 2005); El cuerpo viviente de la letra: Raúl Renán (Arlequín-UNAM, 2008); Letras y voces 2. Español Secundaria (SM Ediciones, 2013); Escribir Poesía en México II (UANL, 2013); Tiempo de compensación. Para leer en la banca (Ficticia, 2014); Avatares de la formación profesional docente en México (UPN, 2016) y Estridentópolis y la vanguardia (UV, 2020). Parte de su obra se encuentra antologada en El manantial latente. Muestra de poesía desde el ahora: 1986-2002 (Conaculta, 2002); Anuarios de poesía mexicana 2004, 2005 y 2007 (FCE, 2005, 2006 y 2008); La luz que va dando nombre: veinte años de la poesía última en México: 1965-1985 (Secretaría de Cultura de Puebla, 2007); Voces en espiral: entrevistas con escritores mexicanos contemporáneos (UV, 2009); Poesía Visual Mexicana: La palabra transfigurada V (Conaculta-INBA-Ediciones del Lirio, 2013) y Antología General de la Poesía Mexicana. Poesía del México actual. De la segunda mitad del siglo XX a nuestros días (Océano, 2014), entre otras muestras. Textos suyos han sido traducidos al inglés, alemán y portugués. Estudió la Licenciatura en Educación Media en el Área de Español, la Especialización en Literatura Mexicana del Siglo XX, la Maestría en Letras Mexicanas y el Doctorado en Historia del Arte.
Fotografía: © Pascual Borzelli Iglesias
De manera reciente, la pregunta “¿quién habla en el poema?” se plantea con mayor frecuencia desde diversos derroteros en los estudios literarios contemporáneos. Detrás de esta inquisición yacen distintas problemáticas que nos hacen cuestionarnos: ¿quién es esa figura compleja y polifónica que hemos dado en llamar el “yo lírico”?, ¿se trata de una mera inflexión de la voz o de una caracterización puramente textual?, ¿se trata de algo que es empírico o fictivo?, ¿se encuentra hecho de carne, de letras o del aire entre ambas?
Aquí, en Voces del XIX. Estrategias de enunciación en la poesía en el Romanticismo y Modernismo hispanoamericanos se reiteran estas y varias preguntas más, buscando explicar no sólo dónde sino cómo se dice “yo”. A la par, se inquiere sobre ese “yo” que se torna en voces contrastantes e inéditas hacia finales del siglo XIX; un “yo” que figura y es figurado, aquél que sentará las bases para la tan cara idea de la subjetividad contemporánea. Desde Esteban Echeverría hasta Manuel Gutiérrez Nájera, pasando por autores como Rubén Darío, Delmira Agustini, Salvador Díaz Mirón, Gertrudis Gómez de Avellaneda o Manuel Acuña, entre muchos otros, este libro revisita a estas autoras y autores a través de un estudio analítico desde la perspectiva de la enunciación en torno a estas voces que terminaron con un siglo y dieron rienda suelta al sujeto moderno.
¿Qué ocultan las palabras ahí donde el mundo calla? ¿Cuál el envés del amor cuando la mirada dilata su asombro en la pequeñez que la circunda? ¿Dónde el testimonio de lo que alguna vez se fue y cabalgó en potro de fuego incinerando a su paso lo tenido por querido?
Quedan las ascuas en rastro, el sabor seco de su humo, el cenizal donde un viento de cuchillas encuentra su revelación.
En Hubo esta vida o la inventé de Félix Suárez da cuenta de la pureza y la transparencia de lo que perdura, de aquello que esquiva, a través de la belleza de lo efímero, la mordedura de lo amargo. El poema salva al mundo de su destrucción, y enaltece la condición humana a pesar de su sesgada ira, de su sinrazón, y su rajadura; salva porque la tempestad pasa, y con los fragmentos que abandona tras de sí, Suárez recompone el sentido de la vida, toca la bondad del perdón, el consuelo de los que lo aman y halla en la poesía el impulso ascensional hacia un mayor conocimiento, ¿nacimiento?
Suárez hace un recuento de lo memorioso con la comprensión de los entresijos del lenguaje, de la materia poética, de la carnadura del poema, de lo que se anuda en las palabras…; y arreciado por la fuerza ineludible de la vida sabe que sólo en la expresión metafórica es posible entrever la experiencia de frontera, de límite, la misma que ha suscitado los poemas de este libro. Así, describe en la gruta de Capri a: “[…] Dios mismo, / ebrio de sí. // Derramado y azul sobre nuestras cabezas.” No es poca cosa, sólo un poeta excepcional como Suárez es capaz de andar los círculos del tiempo y bien-hallarse.
Mariana Bernárdez