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En 1916 se publico “la primera edición del Curso de Lingüística General, aunque el prólogo firmado por Sechehaye y Bally tenga por fecha el año de 1915. Este hecho, en si mismo, contiene el germen de una historia singular no sólo para la lingüística sino para el conjunto de las ciencias sociales y las humanidades. Si bien el texto se le atribuye a Ferdinand de Saussure, como se sabe, en realidad éste no lo escribió. Los problemas de la “autoría” de este libro siempre fueron, y son todavía, un asunto complejo y complicado para desentrañar las implicaciones de una forma de pensamiento (y de escritura), o tal vez sería mejor decir, de toda una formación discursiva, que dio como resultado la fundación de una disciplina del conocimiento: la lingüistica , y un campo todavía más amplio: la semiología (o signología), consideradas ambas desde un enfoque y perspectiva que Roman Jakobson habría de denominar posteriormente como “análisis estructural” Si a cien años de este acontecimiento algunos puedan considerar inútil un “retorno a Saussure”, sin embargo un hecho sorpresivo ha obligado a ello: el descubrimiento en 1996 de un manuscrito titulado “De la esencia doble del lenguaje”, que ha cambiado el curso de esta historia y nos remite a una lectura diferente de ese “otro” Saussure. Más que un simple rescate de textos antiguos se trata de evaluar eso que aquí habremos de llamar el “efecto Saussure”. La influencia de Saussure ha abarcado a áreas tan diversas como el estudio del lenguaje y la literatura, la antropología y el psicoanálisis, la estética y los medios de comunicación.